Esta semana he recibido una llamada de un móvil que no tenia grabado y se ha presentado como el director financiero de un cliente. Que acababa de llegar a su puesto de trabajo y que los servicios que yo prestaba le parecían caros. Que si podía pasarle el contrato de prestación de servicios que tenia firmado con la anterior junta directiva. La verdad, no me ha sentado muy bien por dos cosas, la primera por el tono empleado y la segunda porque, la verdad, no me había pasado nunca.

Pues bien, he buscado el contrato solicitado y se lo he mandado. Después he pensado en llamarle para explicarle cada uno de los aspectos que a lo largo del periodo de contratación (y que han sido muchos ya que tiene bastante complejidad en relación a datos personales), y he decidido que no, que no iba a llamarle. Si tiene alguna duda que me la pregunte. No debo ser yo quien JUSTIFIQUE mi trabajo. Si este señor pone mi trabajo en cuestión y lo hace de forma chulesca, que sea el quien pida explicaciones de forma concreta en lo que cree que lo hemos hecho mal.

No ha llamado, he esperado unos días ansioso por hablar con él, pero nada. He entrado en la cuenta bancaria para hacer una transferencia a un proveedor y cual ha sido mi sorpresa, el fenómeno había pagado la anualidad. Un año más.

coñ@ no seremos tan malos si nos sigues contratando. Hay un millón más baratos que nosotros. Pues bien, aquí estamos, dando el callo.

Como es normal, este cliente y yo te recomendamos la consultoría de DELEGADOS DE PROTECCIÓN DE DATOS, SL. Somo muy buenos, a prueba de bombas.