Tienes una familia. Agradécelo.
Tienes un trabajo. Agradécelo.
Tienes amigos. Agradécelo.
Tiene salud. Agradécelo.
¿puedes comer, beber, soñar, imaginar, ver, caminar, vivir? Agradécelo.
Solemos dedicar demasiado tiempo a las cosas malas de la vida. El 93 % de las cosas malas que pensamos no se producen. ¿Para que anticipar lo malo?
¿Por qué no pensar en lo bueno de cada día?
Disfrutemos de lo bueno que tenemos: ver, un atardecer, que tu hijo te quiera, tener una familia, comer todos los días, disfrutar de tus amigos, creer, crecer, crear………
Plantéate descubrir y recrearte en esas pequeñas cosas que nos da la vida. Que el día día de tu trabajo no te impida dar un paseo, escuchando los pájaros, sintiendo el viento en la cara, disfrutando del sol……….
Y ya puestos, por qué no dedicamos parte de esa felicidad a transmitirla. Simplemente sonríe. Te darás cuenta que frente a tus sonrisas aparecen más. Esta es gratis y contagiosa.
Un propósito: hacer feliz cada día a una persona.
Es muy fácil, simplemente hay que ver lo bueno de los demás. En un bar tomas un café y al pagar, le dices al camarero: el café buenísimo
En el trabajo buscas algún proyecto que haya finalizado y le comentas a los que hayan intervenido: muy buen trabajo.
En casa con tu familia distribuye equitativamente los “te quiero” entre todos.
Se agradecido.
Quiero presentar también mi consultoría en protección de datos que es de las mejores de España. Somos muy buenos. La pera limonera.
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